Gibran, Gibran Jalil
«...y después de comer nos reunimos junto al fuego y le pregunté por sus andanzas. Nos contó muchas historias aquella noche, y también al día siguiente. Pero lo que yo ahora relato nació de la amargura de sus días, aunque él fuera bondadoso, y son relatos que hablan del polvo y la paciencia de su camino. Y cuando nos dejó, tres días después, no sentimos que hubiera partido un huésped, sino más bien que uno de nosotros seguía aún en el jardín y todavía no había entrado».