Sharpe, Tom
Esta novela, junto con la siguiente, exhibición impúdica, valió a Tom Sharpe la deportación de Sudáfrica, donde llevaba diez años enseñando no se sabe qué. Pero oye, un humor malvado y retorcido, engalanado sólo para zaherir a un régimen político brutal, sí, del que hace una caricatura mortal pero muy divertida. No desprecia Sharpe añadir muertos y muertos a la trama y retratar a los afrikaaners como retrasados mentales, mestizos, acomplejados ante la elegancia de los surafricanos de origen inglés, ignorantes y snobs.
Es un misterio por qué las autoridades surafricanas esperaron a la segunda novela, exhibición impúdica para devolverlo a Inglaterra, donde se hizo mucho más famoso con sus varias novelas sobre Wilt, un profesor muy normal pero muy loco, y con sus críticas al sistema educativo del reino unido.