Arteaga, Almudena de
Goya, el más fiel cronista de su tiempo, cede a los apasionados caprichos de tres de sus musas sin medir las consecuencias que estos desatinos le pueden deparar. La condesa-duquesa de Benavente, la duquesa de Alba y la condesa de Chinchón, como el reflejo de la sabiduría, la seducción y la dulzura, tres de los atributos que el pintor más admira en la mujer, resucitan en esta novela para guiar al lector por el languidecer del siglo XVIII y el convulso nacimiento del xix. Bajo su mecenazgo paseará por los teatros, plazas, conventos y palacios para profundizar en aquella acomodaticia sociedad que, rendida al divertimento y la desidia, a punto estará de perderlo todo a manos de los invasores napoleónicos. La novela que nos ofrece Almudea de Arteaga, como bien indica su título, es una historia de caprichos: los de la narradora de la historia, duquesa de Osuna, en su Palacio del Capricho, los de Goya con sus obras, los de la sociedad con su vida entregada a la vida ociosa y los de Godoy con su obsesión por dos sugerentes obras pintadas por Goya, que está dispuesto a encontrar cueste lo que cueste y que se convierten en el eje principal de la trama. En torno a la búsqueda de estos dos cuadros, asistiremos a una historia de robos y asesinatos con la sombra de la Inquisición cerniéndose sobre los protagonistas. Aunque la autora ha escrito una obra de ficción, se apoya en numerosas fuentes bibliográficas para acercarse mucho, aunque sea por vía novelística, a los hechos ocurridos a finales del siglo XVIII y comienzos del XIX.