Eaton, George L.
Sólo se aparecía de noche, como sombra fugitiva o hijo de las tinieblas. Llegaba sediento de poder y de venganza. Procedía de la región de las tumbas y estaba dotado de un poderío satánico.
¡Era el Espectro Negro!
Su cuerpo cadavérico estaba envuelto en negro. Una amplia capa pendía de sus esqueléticos hombros y llegaba hasta el suelo, cuyo polvo barría; sus manos estaban ocultas por unos guantes negros y un capirote le cubría toda la cabeza. De aquel hombre no se veía más que los ojos, que se asomaban resplandecientes a través de los agujeros del antifaz.
¡Era el Espectro Negro!
Tal es su historia... El Espectro Negro. Y es también la historia de Bill Barnes, el piloto de fama mundial, a quien escogió el Destino como antagonista del Mal. Este es un relato que no tiene nada de agradable, porque cuenta pestilencias y horrores, habla de maniáticos y de asesinos, trata de aviones tonantes y de cielos ensangrentados; y también refiere los combates con ametralladoras y repite el tamborileo de las balas. En una palabra, habla del Espectro Negro... y de la Muerte.
Por lo que se refiere a Barnes, el caso empezó, en realidad, cuando se comprometió a llevar por el aire a Max Stonge a Viena.