Gridley, Austin
Las luces nocturnas proyectaban arcos anaranjados sobre el palio oscuro acerado de la noche. Rasgadas banderas de nubes pasaban por delante de la plateada media luna. Las estrellas estaban nubladas. Algo sobrenatural parecía flotar en el ambiente, algo que hacía que los hombres que cruzaban por los lugares sombreados de la población de Coatchie echaran rápidas miradas por encima de los hombros cubiertos por camisa de franela.
Porque. Coatchie era como una mujer enjoyada, sin protección y en compañía bastante ordinaria. Tenía mucho de la plata y del oro del distrito de Rico, y los bandidos refugiados en la montaña tenían la mayor parte del plomo. Era una de esas poblaciones, que nacen de la noche a la mañana al ser descubiertos yacimientos de metales preciosos y estaba hasta mal provista aún de policía, o de su equivalente.
Coatchie era un centro ganadero. La carne de las reses criadas al Norte y al Sur engordaban a la gente a muchas millas de distancia. Y era como si el dinero, producto de la venta del ganado, hubiese depositado capas de grasa malsana sobre la población de Coatchie.