Gridley, Austin
El aire parecía cargado de presagios de muerte. La sombría cabalgata caminaba lentamente hacia la Quebrada del Buitre. Se cernía sobre el grupo esa tristeza especial que acompaña a los condenados. Cinco de los jinetes habían sido sentenciados a muerte por una voz imperiosa. La misma voz fantasmal que Bob Dale había oído.
Y Bob Dale estaba ya muerto... asesinado de un modo extraño e inaudito.
Los jinetes volvían de su casa. Habían visto el cadáver de su antiguo compañero. Aun en aquel momento, apenas podían creer que hubiese muerto.
Fue Garnel, "el Jorobado", el que descubrió el cuerpo. Garnel era una especie de recadero del Concejo de la Quebrada. Dale había sido en vida un empleado de este mismo Concejo. No había acudido a su trabajo aquella mañana, y se envió a Garnel a averiguar la causa. Encontró a Dale en su tabuco, tendido sobre su lecho. Estaba muerto.