Vereiter, Karl von

Que la mujer juega un papel de primera importancia durante la guerra, es cosa que nadie duda. Generalmente, es ella quien soporta lo más terrible de las contiendas que enzarzan a los hombres, siempre dispuestos a encontrar una justificación válida para matar o ser muertos. La mujer suele ser la víctima anónima sobre la cual muy pocas veces se detiene el recuerdo de la Historia, y menos aún la mano que coloca una medalla... La mujer es despreciada, maltratada, violada por la soldadesca enardecida. La mujer sufre por lo que los suyos pasan, llora al hijo o al esposo muerto, y sigue viviendo y trabajando en el triste silencio de su soledad... Pero hay otras mujeres... Mujeres de las que ligeramente se habla con desprecio, a las que se considera como la hez de la sociedad, olvidando frecuentemente el motivo que las lanzó a una vida depravada. LILI era una de ellas. Una prostituta. Una mujer pública que entregaba su cuerpo a cambio de unos marcos. La llamaban Lili Marlen Una prostituta que prestaba sus servicios en un lupanar de Berlín, exactamente en el número 17 de Annestrasse, en el barrio de Moabit. Una mujer. Entera. Magnífica, única. Porque también las mujeres fáciles tienen corazón. Y alma. Y, a veces, nos sorprenden por su humanidad, su bondad, su espíritu de sacrificio... Hubo una canción que corrió no solamente sobre las filas de los soldados alemanes, sino que la cantaron todos, amigos y enemigos, unidos, una vez, en la ternura por una mujer... Una perdida. Pero no tanto. Su comercio era muy especial. Porque su gran corazón era incapaz de entender el sentido mezquino de su profesión. Y porque amaba. Amaba como muchas mujeres son incapaces de hacerlo. Amaba con todas sus fuerzas, sin medir ningún sacrificio, dispuesta a repartir su fuerza amorosa por doquier. Así era Lili. También hacía ella su guerra, a su manera. Una guerra llena de ternura, desinteresada, con el único objetivo de cerrar heridas, borrar el miedo, disolver el odio. Ningún hombre pudo jamás pagarle. Sencillamente porque no había dinero suficiente en el mundo para poder satisfacer lo que aquella magnífica mujer daba... amor, así, sencillamente amor... La llamaban Lili Marlen.

Usuario: anonimo

Descargado: 0

Descargas directas:0

Descárgalo en cualquiera de estos formatos:

FB2

ePub

Mobi

Volver