Grant, Maxwell
Click-click-click-click... Clyde Burke, era todo oídos al sorprender el tamborileo rítmico de aquellos dedos. Su mano, oculta por el libro que estaba leyendo, anotó los puntos y rayas que iba sorprendiendo.
Sin volver la cabeza, Clyde recorrió con la mirada el salón de fumadores del vapor Patagonia y descubrió al autor del mensaje.
Un jugador de poker que daba la espalda a Burke estaba distraídamente levantando y dejando caer una pila de fichas que se encontraba a su lado en la mesa. Clyde podía ver el gesto desde su asiento.
Click-click-click-click-click...
Las manos de Clyde estaban atareadas; pero sus ojos se movían de un lado a otro de la estancia. Sabía que en algún rincón, un hombre estaba recibiendo el mensaje que el otro le enviaba.