Grant, Maxwell
Se oía en las densas tinieblas un repetido tic-tac. De no ser por aquel ruido, habría reinado un silencio absoluto. Pero sólo al producirse se reveló en las sombras la presencia de un ser humano.
Se oyó un ligero chasquido sobre el monótono tic-tac. Una luz azulada arrojó de pronto su resplandor sobre la pulimentada superficie de una mesa. Y sobre ella, bajo la pantalla de una lámpara, apareció el objeto que producía cl ruido.
Era un reloj de curiosa construcción. Colocado formando ángulo con la tapa de la mesa, su amplio cuadrante no mostraba manecilla alguna. En lugar de éstas tenía tres círculos, marcado con doce números el interior; divididos en sesenta partes los dos exteriores.
Las muescas practicadas en cada uno de estos estaban rodeados por unos anillos destinados a dejar ver un solo número por vez. En el momento de aparecer la luz, los anillos de los círculos exteriores se movieron.