Grant, Maxwell
El deslumbrante faro de la gigantesca locomotora, se extinguió lentamente cuando el expreso del Oeste entró en la estación de Weehawken.
Un empleado abrió las puertas. Las figuras borrosas de los pasajeros que se apeaban aparecieron en el andén, formando una masa compacta.
Dos hombres permanecían de pie, a corta distancia de las puertas. Lejos del resplandor de los faros de la locomotora; quedaban envueltos en la oscuridad, invisibles. Observaban a los pasajeros que descendían por el andén.
Dijo uno en voz baja:
-Llegará dentro de un instante, Jaime. Tenemos que seguirle. Subiremos juntos al vaporcito.