Bodor, Ádám
Cerca de Bogdanski Dolina, una localidad situada entre las montañas de los Cárpatos, está el centro de aislamiento de Izolda, donde se mantiene a los enfermos y a otros indeseables en barracones castigados por el sol y por el viento. Las autoridades de este pueblo, en el que el crepúsculo vespertino dura horas y la basura posee luz propia, ya no son, como antaño, los temidos cazadores de montaña; ahora una jerarquía eclesiástica gobierna una sociedad en la que los habitantes no son más que material humano para usar y tirar. Durante todo el tiempo, la población aguarda la visita del arzobispo.