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El 24 de julio de 1568 moría, en digna prisión, el príncipe don Carlos. Diagnóstico: fiebres tercianas malignas dobles, con vómitos y diarrea, causada por el frío de la nieve ingerida. Tres siglos más tarde, unos soldados franceses, al abrir su féretro en El Escorial, se encontraron el cuerpo cubierto de cal y sus ropas destrozadas por la acción de este elemento. Enfermizo, feo, retrasado mental según muchos, el príncipe don Carlos ha conseguido, sin embargo, encolerizar a su padre Felipe II hasta el punto de… ¿Un caprichoso? ¿Conspirador contra su padre, capaz de ponerse a la cabeza de la sublevación de los Países Bajos? ¿Un ambicioso? Es un enigma de los Grandes Siglos de la Historia de España…