Vereiter, Karl von
"El pueblo alemán no necesitaba el amor mercenario de los degenerados miembros de la burguesía judeo-masónica". Así lo afirmó Adolf Hitler. Quizá porque él, el hombre que tuvo siempre a su disposición cuantas mujeres tuvo, incluso miembros de su familia, no pisó nunca un burdel, ni siquiera en sus tiempos de soldado. Una de las medidas, de las primeras, de los dirigentes del Tercer Reich, fue la de combatir los lugares de placer, los prostíbulos, los lupanares, las casas de tolerancia, los burdeles. Pero, ¿puede cualquier régimen terminar con la prostitución?. Los Nacionalsocialistas no lo consiguieron. Pero, debido a sus leyes, a su especial manera de enfocar la vida, a sus consideraciones de una moral de señores, a sus ideas raciales, dieron a la prostitución una nueva dimensión, un sentido más en acorde con la esencia misma de la nueva Alemania. Pocas veces se ha hecho un estudio tan profundo, quizá sea ésta la primera, sobre la prostitución dentro del marco nazi. Karl von Vereiter lo consigue. Pero para ello, hubo de sacar de sus archivos los cientos de fichas pacientemente reunidas durante los años de hitlerismo y luego de guerra. Datos alucinantes, ejemplos increíbles, pero ciertos como la tremenda realidad que representan.