Montes Pérez, Marina
Taleph fue el primero y creo que al salir, se dejó la puerta abierta, porque los demás fueron escapándose poco a poco sin pedir permiso y a horas intempestivas. Cada uno de ellos es un trocito de vida, recuerdos que se entrecruzan, momentos buenos y malos, un amor malherido o anhelado, platonismos, al fin y al cabo. Reflejan lo vivido, lo leído y lo escuchado, lo conocido y lo que aún queda pendiente, los pensamientos que acompañan a la gente en esos momentos de soledad.