Jardiel Poncela, Enrique
Fue escrita en 1930. Hay que señalar que, en esa época, se puso de moda el análisis psicológico del donjuanismo -Marañón, a quien está dedicada la obra, realizó un importante estudio sobre el tema-, y Jardiel no se resistió a dar su peculiar y humorística visión burlesca sobre el tema. El resultado es una disparatada novela de aventuras que nos presenta a un ‘don Juan’ llamado Pedro, hombre rico y guapo, que utiliza la seducción como instrumento para vengarse. Conoce a Vivola Adamant, la única mujer que se le resiste, y adopta un discípulo, al que trata de inculcarle sus mañas para la conquista. El final resulta tragicómico y el componente femenino se impone.Pero, por debajo de esta trama, aflora una filosofía descarnada, caústica, que critica a una sociedad que vive por y para la apariencia y que sólo busca el goce de la vida al máximo. La prosa de Jardiel es brillante, ágil, repleta de diálogos vivos y chispeantes, de un ingenio absoluto. Sin duda, la obra del madrileño –como decíamos, poco comprendida en su época- presenta hoy una vigencia absoluta. Su humor es de una actualidad que llama la atención y cualquiera que se acerque a su lectura pasará un momento divertido y, a menudo, desternillante.