Shan, Darren
Nos escurrimos a través de los túneles, con Mr. Crepsley abriendo la marcha, Vancha y yo en el medio y Harkat en la retaguardia. Hablamos lo menos posible, y hacía callar a Steve de un manotazo cada vez que empezaba a hablar: no estaba de humor para escuchar sus insultos o amenazas. No llevaba reloj, pero había estado contando los segundos en el interior de mi cabeza. Calculé que habrían pasado unos diez minutos. Habíamos salido de los túneles modernos, y nos encontrábamos de regreso en el laberinto de los viejos y húmedos conductos. Aún nos quedaba un largo camino por delante: tiempo de sobra para que los vampanezes nos pillaran.