Gilman, Dorothy
Cuando el afable señor Carstairs, de la CIA, tuvo necesidad de enviar a alguien a Estambul para ponerse en contacto con una agente comunista desertora, pensó inmediatamente en la señora Pollifax.A fin de cuentas, ¿quién iba a desconfiar de aquella ancianita menuda y simpática, con su sombrero floreado?Sin embargo, en el mundo del espionaje nada es lo que parece; y la señora Pollifax no tardó en verse enzarzada con una banda de despiadados agentes enemigos, además de ser objeto de persecución por parte de la policía turca. Hubo momentos durante su desesperada huida a través de la región de Anatolia en que pensó con tristeza en aquella reunión de aficionados a la jardinería a la que había renunciado por servir a su patria.Los lectores de Cómo me hice agente de la CIA, obra publicada en nuestra Biblioteca, recordarán sin embargo que cuanto mayores son las dificultades más a gusto se siente la señora Pollifax. En esta aventura, con mucha diplomacia y algún que otro golpe de karate, vuelve a salir airosa de sus confrontaciones con los profesionales del mundo de la intriga internacional.