Mann, Thomas( Nobel 1928).
Fue el gran Goethe quien observó que la historia bíblica de José «era muy bella, pero demasiado corta». Thomas Mann, enamorado asimismo de aquella narración, aceptó el reto de alargarla con peripecias y enriquecerla con matices; la antigua Galilea, dominio de Yahvé -el dios de los judíos-, así como el Egipto de Amenhotep IV le parecían escenarios idóneos a los que trasladarse en espíritu para recrear a su manera mitos fundamentales de la civilización europea. El escritor viajó a Egipto en dos ocasiones y quedó cautivado por el ambiente que tan bien plasmaría más tarde en esta obra singular.