Meir, Golda
Golda Meir (...) Ciertamente esta abuela de Israel pensaba siempre en la paz en libertad y en la vida de las personas, de todas las personas. Por eso, en uno de sus discursos, aconseja a Nasser, el adversario egipcio, que la calma tiene que ser recíproca, y siempre insistiría en su defensa de la vida, la de todos, la de los soldados judíos y la de los soldados árabes, porque siempre se sintió madre, abuela y mujer.Sin duda, una mujer para un pueblo, aunque nunca se viera menoscabada por ser la única en un Gobierno de hombres; y cuando le preguntaron cómo se sentiría por ello, respondió: «No lo sé. Nunca intenté ser un hombre».