Wiesenthal, Simón

"aunque vivieras para contar la verdad", dijo un SS a su prisionero el judío Simón Wiesenthal, "nadie te creería. Dirían que estabas loco. Te encerrarían en un manicomio..." El mundo, sin embargo, ha creído esa verdad. Una verdad descarnada, sin afeites ni efectismos, válida por el rigor de los elementos probatorios. Los hechos ─once millones de muertos en los campos de exterminio─ hablan por sí solos. Wiesenthal, que sobrevivió milagrosamente a los horrores de más de una docena de esos campos, dedicó luego su incansable y metódico esfuerzo a la identificación, persecución y captura de cerca de un millar de nazis responsables de crímenes de guerra. Trabajó primero en la Oficina de Servicios Estratégicos y en el Cuerpo de Contra-Inteligencia de los Estados Unidos y fundó luego el célebre Centro de documentación de Linz y Viena. Se le conoce en el mundo entero como der Eichmann-Jager (El cazador de Eichmann). Gracias a Wiesenthal la justicia pudo actuar contra Adolf Eichmann, planificador de la “solución final”, contra Erich Rajakowitsch, contra Franz Murer, “el carnicero de Vilna” que hizo matar a los 80.000 judíos del ghetto de esta ciudad. Sus investigaciones han hecho posible la identificación del oscuro agente de la Gestapo que detuvo a Ana Frank, la localización de la zona donde posiblemente se oculta el lugarteniente de Hitler, Martin Bormann, el hallazgo en Addis Abeba de Karl Babor, el famoso “Herr Doktor” que mataba a los internados en el campo de Grossrosen aplicándoles una inyección en el corazón. Recientemente la detención en Sâo Paulo de Franz Stangl, jefe del célebre campo de Treblinka. A pesar de tanta sangre derramada las Memorias de Wiesenthal no constituyen sólo un relato de horrores. Hay en ellas el sello de una gran fe, en Dios y en la humanidad. Importa conocer el mal para volvernos mejores, importa saber, no para vengarse sino para recordar. Alguien ha calificado a Simón Wiesenthal como “un soldado solitario, en un sector olvidado, a quien no se ha dicho que la guerra ha terminado ya”. Para él la batalla seguirá su curso en tanto los “asesinos continúen todavía entre nosotros”. Wiesenthal se bate por la humanidad, a favor de la historia.

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