Himes, Chester
Walker, un amargado policía de Nueva York, se transforma cuando bebe en un violento salvaje. Un gélido día de invierno, al entrar con paso ebrio en una cafetería, mata a dos empleados negros sólo «porque estaban allí», y persigue a un tercer testigo de los asesinatos en una de las cacerías con mayor suspense jamás escritas. Ambientada en Harlem, esta novela es probablemente la más dramática y emocionante que escribió Chester Himes.
Esta novela comienza más allá de H, más allá del Harlem, más allá del férreo —aunque convencional— límite del ghetto, donde la supremacía blanca, no se hallan normalmente en cuestión. La voluntad y el capricho del blanco con la ley y si es en Harlem éste es el fundamento del enfrentamiento y de la violencia, más allá de su asignado entorno el hombre negro parece no más remedio que una triste resignación y una indiscriminada aceptación de la arbitrariedad que se ejerce contra él. Lo contrario, aun cuando se lo exprese de la forma más humilde y temerosa que sea imaginable, puede significar, de inmediato, la muerte.