Blasco, César
El protagonista de la novela es Mariano de la Barriga, funcionario de Hacienda, soltero, que vive con su madre y muy sibarita en sus gustos. Mariano es un pedante al que le gusta vivir bien: invierte prácticamente todo su sueldo en caprichos caros: trajes de marca (le gusta ir impoluto al trabajo), aparatos electrónicos de alta gama (especialmente, un karaoke pues es muy aficionado a cantar), un Rolex. Coge el taxi para ir al trabajo; trabajo donde, haciendo gala a lo que se suele decir de los funcionarios, no pega ni sello.
Vive con su madre viuda y ésta es una auténtica criada: cuando llega a casa Mariano se encuentra la comida preparada, la ropa limpia y planchada…; él no tiene que mover un dedo y ni siquiera es capaz de agradecerle a su madre el esfuerzo. Pero todo cambia cuando su madre fallece y él se encuentra solo en la casa, teniendo que administrar sus finanzas. Al principio todo le resulta fácil: ¿qué hay que comer? Pues nos vamos a un restaurante (y, como es de gustos finos, mejor de 3 tenedores que de comida rápida, por supuesto), sigue yendo en taxi y, en general, despilfarrando a manos llenas. Hasta que llega un momento en que su modesto sueldo de funcionario de Hacienda no le llega para pagar todos los créditos al consumo en los que se ha metido. Y su casa es un auténtico desastre.
La solución le viene de la mano de sus amigos: buscarse una mujer para casarse; así, de forma totalmente gratuita, tendrá cocinera, limpiadora, planchadora... y alguien que le haga compañía.
Pero ¿sabéis eso del cazador cazado? Pues eso es lo que le pasa al pobre Mariano...