Chase, James Hadley
Encontrar en París a una sueca espléndida es difícil. Encontrarla perdida y además amnésica aún lo es más. Pero es una auténtica casualidad hallarla si encima lleva tatuados tres ideogramas chinos donde su maravillosa espalda pierde ese casto nombre. Y allí está, en el Hospital Americano de París. Inmediatamente, los hombres de los servicios secretos de China, Estados Unidos y la URSS se ponen en campaña, y no porque la sueca sea un bocado apetecible -que lo es-, sino porque ha sido la amante del mejor científico chino en materia nuclear y espacial.