Curran, John
Cuando Agatha Christie falleció se había convertido en la escritora más popular del mundo. Tan prolífica era su producción que a menudo se afirmaba que tenía memoria fotográfica. ¿Era esto cierto? ¿O recurrió durante esos más de 55 años a métodos más mundanos para elaborar sus ingeniosos crímenes? Tras la muerte de la hija de Agatha a finales de 2004, se reveló un extraordinario legado. Entre sus objetos personales de la residencia familiar de Greenway se desenterraron los cuadernos privados de Agatha Christie, 73 volúmenes escritos a mano que, aunque se conocía su existencia desde hace años, habían permanecido en gran parte ignorados, probablemente debido a que la inconfundible caligrafía de Agatha era extremadamente dificultosa de leer. Pero cuando el archivero John Curran comenzó a descifrar los cuadernos, se hizo evidente la magnitud de este tesoro escondido, DOS NOVELAS INÉDITAS DE HERCULES POIROT.