Fair, A. A.
¿Qué vamos a hacer con los criminales? Hemos de castigar a todo aquel que vulnere la ley, con el fin de que el castigo refrene el crimen. Pero en cuanto esa persona ha sido castigada, ¿cuál es su destino? ¿ Qué haremos con nuestros penales? ¿ Mantenerlos como fábricas del crimen que manufacturan criminales, o transformarlos de tal manera que conviertan a los delincuentes en útiles ciudadanos? Las respuestas a estas preguntas son más importantes de lo que parece a primera vista, . En cuanto un transgresor de la ley ha cumplido la condena y recobra su libertad, su comportamiento, a partir de este instante, depende de cómo le ha tratado la sociedad durante su encarcelamiento. Si la sociedad ha recurrido al castigo como un modo de \"ajustar las cuentas\" al criminal, no es extraño que éste, en cuanto recobra la libertad, busque la manera de \"ajustar las cuentas\" a la sociedad. No son fáciles las respuestas a estas preguntas, pero bajo la égida de James V. Bennett, director general de Penales, la eficacia instructiva de los centros federales de reclusión avanza a pasos de gigante. Durante estos últimos años he estado en contacto con Preston G. Smith, el director de la Institución Correccional Federal de Termina! Island, San Pedro, California. He sostenido, de vez en cuando, conversaciones con él sobre problemas de Criminología, y en una carta que me escribió recientemente expresó de una forma tan atinada su actitud que le pedí permiso para citar los siguientes párrafos: