Quentin, Patrick
En un sanatorio mental, sobre todo si es caro y exclusivo, casi todo puede entrar dentro de la normalidad. Las palabras que escuchan los enfermos, pronunciadas por unas voces que anuncian desgracias y calamidades, se explican recurriendo a la psicología. En cambio, los mensajes escritos son más difícilmente justificables. Pero la aparición de un cuerpo sádicamente asesinado es ya la gota que colma el vaso. Ni siquiera es un manicomio para ricos puede ser presentado como un fenómeno psicológico. Y la escalada de intriga y terror no ha hecho más que comenzar.