Stine, R. L.
Evan y Kermit son los primos más distintos que se pueda imaginar. Evan se divierte con los juegos propios de su edad. Por lo contrario, a Kermit no le interesan ni los videojuegos. Lo único que le gusta es refugiarse en sótano para realizar extraños experimentos y gastar bromas pesadas a Evan y a su amigo Andy. Pero Andy ha encontrado algo con que dar una lección a Kermit de una vez por todas. Es algo verde y viscoso. Y en la etiqueta de la lata se puede leer… ¡Sangre de monstruo!