Gedge, Pauline

Treinta y cinco siglos antes de Cleopatra, una joven de 15 años fue consagrada emperatriz por primera vez en la historia. Según la tradición, los faraones de Egipto sólo podían gobernar si se casaban con una mujer de sangre real, quien al contraer matrimonio otorgaba al cónyuge la condición de soberano. El faraón Tutmosis I, su padre, rompió la costumbre. Sin embargo, Hatshepsut necesitó de toda su audacia e inteligencia para gobernar en un mundo dominado por hombres y mantener el poder del imperio.

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