Lapierre, Dominique & Moro, Javier
Era una noche tranquila (2 y 3 de diciembre 1984) de hace veinte años que se convirtió en un pavoroso magnicidio. El nombre de Bhopal ya sólo significa la peor tragedia industrial del siglo XX, en el corazón de la India, cuando la población más pobre de esta ciudad se vio sorprendida por un mortífero gas letal escapado de la factoría de pesticidas situada a las fueras.
Algunos hablaron en su momento de un trágico accidente. Otros ya habían advertido de forma continuada que la factoría de Union Carbide de Bhopal no reunía las condiciones de seguridad para fabricar el pesticida Sevin para el cual debían almacenarse cantidades ingentes de un gas tan inestable como tóxico: el isocianato de metilo. A pesar de que se habla de que fueron hasta 30.000 las personas que perdieron la vida y de más de medio millón de afectados, esta tragedia todavía no ha llegado a los tribunales para exigir responsabilidades. Además la empresa responsable ya no existe legalmente pues fue absorbida por Dow Chemical.
La lección de Bhopal, así como la de otros desastres ecológicos que se han cebado vidas humanas como Seveso (1976) o Chernobil (1986), no pueden dejarnos impasibles.