Martens, Ludo
"Pero, ¿cómo es posible", nos decía un amigo, "defender a un hombre como Stalin?"
Había sorpresa e indignación en la pregunta. Me recordaba lo que me había dicho, el otro día, un viejo obrero comunista, que me hablaba del año 1956, cuando Kruschov ya había leído su famoso Informe Secreto. Esto provocó debates agitados en el seno del Partido Comunista. En el curso de estos, una anciana mujer comunista, nacida de una familia judía comunista, que había perdido a dos hijos durante la guerra y cuya familia en Polonia había sido exterminada, dijo gritando y encolerizada: "Pero, ¿cómo podemos nosotros dejar de apoyar a Stalin, el que ha construido el socialismo, el que derrotó al fascismo, el que ha encarnado todas nuestras esperanzas?"
En la tormenta ideológica que se despliega sobre el mundo, allí en donde otros habían retrocedido, esta mujer seguía fiel a la revolución. Y por esta razón, tenía otra visión sobre Stalin. Una nueva generación de comunistas participan y participarán de su visión. Ludo Martens.