Wallace, Edgar

Una paloma no puede salir del ojo del huracán sin perder, al menos, buena parte de sus plumas. Y Elsa, blanca y pura paloma de la Inglaterra de principios de siglo, se encontraba en pleno epicentro de un brutal huracán que dejaba un rastro de cadáveres a su paso. Así las cosas, no es de extrañar que la pobre Elsa perdiera también sus plumas, porque detrás de todo ello se encontraba el hombre siniestro, o uno de tantos hombres siniestros que trataban de dominar el tráfico mundial de drogas.

Usuario: anonimo

Descargado: 0

Descargas directas:0

Descárgalo en cualquiera de estos formatos:

FB2

ePub

Mobi

Volver