Pujol, Carlos
Verano de 1943. Los aliados bombardean Roma. El régimen de Mussolini se tambalea. El protagonista y narrador de esta novela, Agustín López Beruzzi, il Capitano, recibe en Madrid el encargo de un coronel de viajar como agente secreto a la caótica capital italiana para que ayude a salir del país a un ciudadano británico: nada menos que Bond, James Bond… A partir de este rocambolesco punto de partida, Carlos Pujol exhibe de nuevo en Los fugitivos su plena maestría narrativa. Construye una ágil y amena trama de espías, no exenta de parodia y plagada de personajes insólitos, pero enriquece la farsa con una sagaz defensa de la cultura, el humor, la diplomacia y el escepticismo como antídotos contra las guerras, los totalitarismos y los abusos del poder. Planteada a partir de un registro paródico de las novelas de espías, con abundantes guiños a John Le Carré y –cómo no– Ian Fleming, la narración de Pujol no tarda en revelar su madera de escritor, pues en menos de 150 páginas sabe desplegar tantos recursos que casi abruma. Especial mención merece el formidable dibujo de personajes, sobre todo el de la familia romana de López Beruzzi, tan logrado que roba limpiamente el protagonismo al presuntuoso 007, de tal suerte que la trama de género se vuelve de improviso un divertidísimo vodevil doméstico.