Morand, Paul
Fue escrita en pleno períodos de entreguerras, inmediatamente después del "crack" de 1929. La descripción que el autor realiza de la ciudad norteamericana, en el preciso instante en que se estaban cifrando las claves que conformarían el carácter y las directrices de la sociedad actual, contiene un elemento de especial brillantez: la personalidad del narrador. El espíritu cosmopolita de la vieja Europa, representado por Morand, se enfrenta a los designios de una sociedad emergente, novedosa e incomprensible. Nueva York posee un interés histórico que va más allá de las anécdotas fundacionales que nos relata: las circunstancias vitales del escritor y su deslumbrante capacidad de análisis constituyen las piezas básicas del recorrido por la gran ciudad de los rascacielos, una ciudad que ejemplificaba la atractiva promesa que representó el nuevo mundo para Europa.