Andersen, Susan
Carly Jacobsen, bailarina de Las Vegas, comprobaba una y otra vez que su idea de diversión no tenía nada que ver con la de su vecino Wolfgang Jones. Desde luego era guapísimo y parecía sentir debilidad por sus piernas, pero era un auténtico robot. ¿Cómo podía entonces explicar la química que existía entre ellos? Wolf se había fijado en las piernas de Carly porque siempre parecían estar enredadas entre las correas de su ridícula variedad de animales. Su vecina era una molestia, pero, por algún motivo, él no podía dejar de pensar en ella. Entonces, un momento de debilidad desembocó en una experiencia sexual increíble que los ayudó a descubrir que al menos había una cosa que ambos encontraban divertida...