Fraser, George MacDonald
La pasión por los naipes... uno de los vicios menos importantes de Harry Flashman. Sin embargo, siempre acaba por reportarle más problemas que ganancias. Acosado por sus compañeros de juego (elegir a sus amigos nunca ha sido una de sus virtudes), Flashy se ve obligado a escapar embarcándose en un oportuno navío que se dirige a Estados Unidos, pero lo que no puede ni imaginar es que se verá inmerso en los peligrosos —pero lucrativos— negocios esclavistas. Como siempre, el azar asiste al canalla más intrépido del imperio, y no tardará en sacar partido a la situación aunque para ello deba desplegar todo su ingenio, su talento para mentir, su encanto personal, sus dotes diplomáticas y, sobre todo, esa instintiva cobardía que tan a menudo le ha sacado de apuros. Un personaje capaz de engañar al mismísimo Abraham Lincoln sin pestañear siquiera bien merece ser condecorado.