Ibargüengoitia, Jorge
Si al despertarse, Simón Corona se hubiera vuelto a su casa, los crímenes de Las Poquianchis habrían permanecidos ocultos. Pero el destino tenía escrita otra historia. El reencuentro con Serafina Balandro, su amant, le costará a Simón Corona cuarenta y ocho balas de calibre reglamentario, y aún así de librará de la muerte. Pero también le valdrá una confesión ante el inspector Teódulo Cueto: una vez ayudó a Serafina y a su hermana Arcángela a trasladar el cadáver exhumado de una mujer.