Quevedo, Francisco de
Los Sueños, compuestos entre 1606 y 1623, circularon abundantemente manuscritos pero no se imprimieron hasta 1627. Se trata de cinco narraciones cortas de inspiración lucianesca donde se pasa revista a diversas costumbres, oficios y personajes populares de su época. Son, por este orden, El Sueño del Juicio Final (llamado a partir de la publicación de Juguetes de la niñez, la versión expurgada de 1631 El sueño de las calaveras), El alguacil endemoniado (redenominado El alguacil alguacilado), El Sueño del Infierno (esto es, Las zahúrdas de Plutón en su versión expurgada), El mundo por dentro (que mantuvo su nombre siempre) y El Sueño de la Muerte (conocido como La visita de los chistes). Como dijo Borges en cierta ocasión, Quevedo es una literatura en sí mismo. El uso del lenguaje castellano que utiliza en sus narraciones es inigualable. Esta obra, junto a El Buscón, forman el cuerpo fundamental para conocer quien fue Quevedo. En el primer relato de sus sueños narra cuál es su visión de cómo será el día del juicio final. Por ese juzgado pasan todo tipo de personajes, desde Adán hasta un barbero. Todos son expuestos en sus actos más íntimos. La organización del cielo está presente desde Dios y su grandeza, hasta los ángeles guardianes.Todos son juzgados sin excepción y la justicia divina parece estar más cerca del castigo que de la gracia. En los relatos siguientes, Quevedo, realiza un juego entre filósofo y moralista, ya sea explicando los tipos de hombre que existen en la tierra o afirmando que el hombre es condenado por lo que tiene en la tierra materialmente hablando y que los demonios no son más que aquel que tiene un mal vivir y habita junto a nosotros.