Vallvey, Ángela
Los personajes de Los estados carenciales buscan como todos nosotros la felicidad a su manera. Tratan de no sucumbir a la rutina, de escapar de la mediocridad o de rehacer sus vidas con un poco de sentido.
Ulises, abandonado por su mujer Penélope, vive con su hijo Telémaco.
Penélope es una diseñadora de moda que no se corta tanto como la Penélope de siempre cuando le sale al paso algún pretendiente.
Al suegro de Ulises, Vili, su mujer le hace la vida imposible, y él busca la felicidad con optimismo y algunas ideas peregrinas, como montar una nueva Academia para enseñarles a una pandilla de infelices que la felicidad consiste, como decía Platón, en hacer el bien.
Sátira de los libros de autoayuda, meditación sobre la felicidad, homenaje al mundo clásico...
Sí, todas esas cosas son y están en Los estados carenciales. Pero esta novela es, por encima de todo una divertidísima fábula sobre las debilidades y grandezas de la condición humana.
Ángela Vallvey tiene una prosa jugosa y directa, una capacidad poética deslumbrante, un sentido del humor que nos incita a la reflexión filosófica sin que nos alcance el sueño, la desazón o la pedantería.
Tal vez este libro no nos permita saber si la felicidad consiste enhacer bien, o en desarrollar nuestras capacidades con la máxima destreza, pero sí nos puede ayudar a mirarnos en el espejo con valentía, con la dignidad que nuestra condición exige.
Premio Nadal 2002