Némirovsky, Irène
En las tabernas de un puerto del Mar Negro, Ismael, un niño prodigio, canta los dolores y las alegrías de los miserables y los excluidos. Su talento precoz fascina a un poeta venido a menos que le introducirá en la corte de la "princesa". Ismael se convertirá en el juguete de esa caprichosa mujer y conocerá el lujo de la sociedad aristocrática. Pero los mismos que le mimaban y aclamaban, lo abandonarán muy pronto a un trágico destino…
Una genial fábula sobre lo efímero del éxito, lo absurdo del ensalzamiento popular y lo duro del aterrizaje cuando todos les olvidan. Un amargo relato que Iréne escribió con sólo veinticuatro años pero donde ya aparece la excepcional capacidad de la escritora para evocar: la sensualidad, la felicidad de las cosas bellas y el placer físico uno de los grandes aciertos de esta pequeña obra que apenas llega al centenar de páginas. El lector acompaña a Ismael en el descubrimiento del lujo, de las mansiones repletas de tapices y porcelanas rosas, del crujir de los vestidos de seda y el olor de los perfumes, al tiempo que despierta a tentaciones más carnales deliciosamente contadas por la autora.