Paya, Frank
Si bien Israel es un pueblo con más de 35 siglos de historia, vamos a centrarnos en su historia moderna, finales del XIX en adelante. Para empezar, un pequeño prólogo que nos hará entender un poco los sucesos que posteriormente acontecieron en la zona. Hasta 1914 la zona que conocemos como Oriente Medio estaba constituida por un conjunto de territorios sometidos al imperio Turco. Turquía fue aliada de Alemania en la Primera Guerra Mundial. Su derrota significó perder dichos territorios que quedaron bajo el régimen de mandatos internacionales administrados por Gran Bretaña y Francia.Estos fueron desplazando a Turquía y ocupando el vacío que iba dejando al retirarse. La historia de las luchas por el control de Oriente Medio se inicia entre finales del siglo XIX y comienzos del XX, y junto a las rivalidades entre las dos potencias europeas van a actuar otras fuerzas que alegan derechos históricos y con aspiraciones nacionalistas en favor de su establecimiento y consolidación institucional en la región. La Primera Guerra Mundial fue el caldo de cultivo de todos estos factores, y cambió no sólo el marco político y territorial de Oriente Medio, sino también el juego de los grupos de presión y de intereses económicos y políticos, configurando una nueva situación, que con tensiones y conflictos ha marcado de manera decisiva su evolución histórica hasta el momento presente. En tiempos de la Primera Guerra Mundial, por tanto, puede decirse como síntesis que actúan sobre Oriente Medio cuatro fuerzas históricas, cuyo juego va a determinar toda la evolución de la zona hasta nuestros días. De estas cuatro fuerzas dos son de carácter externo a la región al estar constituidas por la ocupación e intervención exterior sobre los pueblos de la zona: en primer lugar, la fuerza en retroceso del Imperio Turco, que hasta entonces había sido la potencia dominante y que al ser derrotada en la guerra como aliada de Alemania tiene que abandonar su secular ocupación y soberanía sobre los territorios árabes; y en segundo lugar, la fuerza en ascenso de Gran Bretaña y Francia, que como aliadas vencedoras en la Gran Guerra intervienen en la región para llenar el vacío dejado por Turquía y controlar a los países árabes, movidos los occidentales por dos tipos de intereses: por un lado, políticos, primero como adversarios de los turcos, aliados a su vez de los alemanes, y después contra los rusos soviéticos; y por otro, económicos, con el fin de controlar el petróleo de la zona. Y las otras dos fuerzas son propias de los pueblos que habitan en la región y sobre la que alegan derechos históricos para hacerlo por lo que tienen un carácter nacional de diverso significado y formulación: de un lado, el nacionalismo árabe, que es expresión de un resurgimiento y renovación de los pueblos árabes que, liberados del dominio turco, aspiran a crear una gran nación árabe independiente; y de otro el movimiento sionista, que en este momento alcanzó su madurez y el reconocimiento internacional de su derecho para constituir un Estado judío en Palestina.