Ignatius, David
Para Eric Truell, la ocasión de pronunciar el elogio fúnebre de Arthur Bowman, el maestro de periodistas muerto misteriosamente en China, significaba pasar de rutilante promesa del periodismo a figura consagrada. Truell, corresponsal en París de The New York Mirror, para el que había cubierto espectaculares y peligrosos acontecimientos, estaba investigando una gigantesca operación industrial: un contrato con China para el desarrollo de la biotecnología por el que compiten los Estados Unidos y Francia. El despiadado enfrentamiento entre los occidentales implicaba la movilización de todos los recursos, incluidos los decididamente inmorales. Y ello supone difíciles dilemas éticos: ¿puede un periodista recurrir a cualquier fuente, aun a riesgo de convertirse en instrumento de estrategias que afecten a su neutralidad? ¿Puede un periodista estar al servicio de otro y al tiempo ser un profesional honrado? Asuntos graves o asuntos incómodos... depende de la perspectiva.