Hutchison, Dot
Hay una chica que podría lanzarse de cabeza a la vida y forjarse un nombre inquebrantable, una identidad que se sostiene por sí misma sin padres ni hermanos ni amantes que la devoren y la destrocen. NUNCA HE SIDO ESA CHICA. Ophelia Castellan, de dieciséis años, nunca será una chica más en la Academia Elsinore. Ver fantasmas no es una habilidad apreciada en las futuras esposas de la sociedad. Incluso cuando toma sus pastillas, los sidhe le hacen señas, recordándole la promesa que le hizo a su difunta madre. Ahora, tras la repentina muerte del director, toda la academia está sumida en la confusión y Ophelia ya no puede ignorar a los hados. Sobre todo cuando empieza a ver los fantasmas del director -dos de ellos- en los terrenos de la escuela. En el centro de su mundo en ruinas está Dane, el hijo afligido del director. Él también comprende el poder de una promesa a un padre, aunque esté muerto. Para él, Ofelia es la única persona que no está manchada por el engaño y la hipocresía, un espejo de su propia alma rota. Y para Ofelia, Dane se convierte rápidamente en todo. Sin embargo, a medida que ella se entrega más a él, Dane se aleja. Consumido por la sospecha, la ira y la locura, se precipita hacia su trágico destino, arrastrando consigo a Ofelia y al resto de Elsinore. YA SABES CÓMO TERMINA ESTA HISTORIA. Sin embargo, incluso ante una muerte segura, Ofelia tiene una elección que hacer y una promesa que cumplir. No es la chica que otros quieren que sea. Pero en la oscura y sensual primera novela de Dot Hutchison, el nombre de Ofelia es tan profunda, dolorosa y trágicamente real como el de Hamlet.