Rossi, Claudio
La batalla de Filipos y la derrota de Bruto y Casio no han sido suficientes para restaurar la paz en Roma. Los oficiales del bando perdedor se trasladan a sus nuevos destinos y en la Urbe las proscripciones siembran la muerte entre los patricios que habían apoyado el sueño republicano de los cesaricidas. Mientras se desarrollan los juegos de poder de los triunviros, Quintilio, un agrimensor civil que sirve en el Cuerpo de Ingenieros del ejército junto a su secretario griego Hicesio, es enviado a Hispania, a la guarnición de Carthago Nova, de cuyas ricas minas viene la plata con la que la ceca romana acuña las monedas para pagar a las legiones. Carthago Nova es una ciudad tranquila, pero el trabajo en las minas no está exento de riesgos: la vetas, explotadas desde hace siglos, encierran trampas mortales, e incluso entregar a Roma los lingotes obtenidos del mineral de plata resulta cualquier cosa menos sencillo.