Fèvre, Francis
En el rico Egipto de los faraones, en el siglo XVI antes de nuestra era, una princesa real logra algo que parecía imposible: llegar a faraón siendo mujer Sometida a su padre, casada con su hermanastro, que será a su vez faraón, esta heredera de una gran dinastía quiere ser también hija de los dioses. Su fortísima voluntad la lleva incluso a usurpar el trono del faraón niño. Ya en la cima del poder, adorada como una diosa por su pueblo, que la aclama en medio de fiestas delirantes, no olvida sus deseos de mujer, y su favorito Senenmut será su sombra fiel. El reinado de Hatsepsut constituye el apogeo de la maravillosa civilización faraónica. Los suntuosos palacios de Tebas rivalizan en belleza con el gran templo de Karnak; Egipto, inmenso oasis del Nilo, vive y se agota para mayor gloria de su «faraona». Hatsepsut envía a sus marinos a explorar las riberas del África salvaje. El oro y las piedras preciosas llenan los cofres, y magníficos frescos narran el esplendor de esta época. Pero los faraones no perdonarán a esta mujer ambiciosa, y sus sucesores borrarán su imagen de los templos, destruirán sus estatuas y maldecirán su alma. La soberana, una vez muerta, desaparece de la historia durante más de tres mil años. La egiptología moderna encontrará su huella en los bajorrelieves del templo de Dayr al-Bahari y en las tumbas del desierto. Estos tesoros de antaño todavía nos hablan de cómo la mujer faraón supo merecer su título y vivir un destino único en su tiempo.