Garland, Curtis
Akenatón, el Faraón Hereje, ha muerto y todo Egipto llora su pérdida. Pero algunos indicios que apuntan a que se ha podido cometer un asesinato llegan hasta el Shemes Horeb, alto funcionario de Justicia del Estado, que junto a su fiel escriba Yahbek habrá de investigarlos a pesar de la oposición de todos los poderes fácticos del país. La muerte del faraón ha sido sólo el principio, porque una amenaza terrible recorre el curso del Nilo y se esparce como una maldición por el Imperio, sembrando a su paso el caos y la destrucción.