Saralegui, Alain
¿Crees que es imposible ser feliz un domingo por la tarde? ¿Piensas que el lunes está demasiado cerca? No te preocupes, ¡podría ser peor! Antes de enfrentarse al fin del mundo, los vecinos y vecinas de la plaza del Tres de Mayo ya habían coqueteado con la muerte. A saber: Doña Gwendolyne nunca sale de casa sin ensayar su cara de muerta delante del espejo… por si acaso. Los domingos acude a las reuniones de Señor, ¡llévame pronto!, donde la gente va a ver quién está peor y a merendar gratis. Manuela trabaja de limpiadora en un lugar supersecreto que no viene en los mapas. Los domingos acude a las reuniones deLas del mocho, donde la gente de su gremio va a desahogarse y a merendar gratis. El marido de doña Karina es un señor gris y aburrido. O lo era hasta que un día se convierte en el novio de la Parca. Hace todo lo que está en su mano para estar cerca de ella, pero sin pasarse. Doña Mariví ni es viuda ni es alegre, dos requisitos indispensables para ser aceptada en el selecto club de Las viudas alegres, pero ella no se rinde. Y doña Aurori ha comprado una ouija en la teletienda para poder comunicarse con su difunto marido, pero le hace más apaño como tabla para cortar cebollas y zanahorias. Dieciséis domingos en los que todo el mundo intentará ser feliz… ¡antes de que sea demasiado tarde!