Om, Patricia
El día comienza como uno más para Ramiro, pero al llegar al instituto donde trabaja se encuentra con que su director ha sido asesinado y la evidencia lo señala como único culpable; pese a ello, el inspector a cargo, duda. «¿Sabe cómo es esto? Le voy a explicar: yo estoy obligado a considerar la evidencia concreta, lo tangible, el estado de las cosas. Necesito ordenar los hechos y exponerlos para que el juez esté seguro, más allá de toda duda razonable, y pueda hacer su trabajo, ¿me comprende? Juzgar. Lo que tengo hoy, me dice que usted lo asesinó». Una acción desesperada, una realidad que ya no puede solaparse y un desenlace, trágico e inesperado, que cambiará su vida para siempre.