Cañete, César
“...cuando te das cuenta de que estás llegando al final y tienes la suerte de saber cómo vas a acabar tus días, tienes en tus manos, en tu pecho, en tu interior, la valentía, el arrojo, la temeridad de emprender unas acciones que no habrías ni siquiera concebido en caso contrario.” En la tórrida Barcelona de mediados de agosto, el cuerpo despeñado de un corredor es el punto de partida de esta nueva novela que, tras Máscaras, vuelve a presentar una trama que engulle al lector y lo sumerge en un suspense que nunca decae. Un thriller donde los personajes que deambulan por sus paisajes no saben que están a punto de enfrentarse a un asesino mucho más peligroso de lo que hubiesen podido imaginar. Junto con el inspector Díaz y su compañero, el oficial Lamadrid, viejos conocidos de los lectores, se suman al elenco un periodista de sucesos ávido por encontrar su voz, una hacker y su jefe, un expeditivo solucionador de problemas ajenos, la directora de la nueva sección de local de uno de los periódicos más importantes de la ciudad y un asesino implacable dispuesto a cualquier cosa para lograr su objetivo. Todos ellos se verán inmersos en una historia de violencia camuflada y en apariencia inexistente. Quizá la peor clase de violencia. Hijos de una violencia sutil es una madeja de historias que se entrelazan, una novela para disfrutar sorbo a sorbo cuyos personajes quedan atrapados en una tela de araña de muertes sin sentido… ¿verdad?