Gregrory David, Roberts
Cuando llegó a Bombay no era más que un fugitivo, sin identidad, sin futuro, sin esperanza. Allí conoció el paraíso y el infierno, el amor y el odio, la pasión y la guerra. Y se ganó un nombre otorgado con el corazón: Shantaram. Aterrizó en Bombay huyendo de un pasado de crimen y droga, perseguido por la policía tras su fuga de una prisión de máxima seguridad en Australia. Y en sus barrios más míseros, donde los extranjeros jamás se adentran, donde sólo el amor y la lealtad permiten la supervivencia, su existencia cobró auténtico sentido y alcanzó una intensidad que no creía posible. En las calles sucias y llenas de vida de Bombay aprendió el valor de la auténtica amistad junto a hombres alegres y sencillos, como Prabaker, y otros violentos, duros y leales, como Abdullah. Conoció también el goce y el tormento de amar a una mujer excepcional. Y con la misma fuerza sufrió el lado oscuro de la vida: la tortura y el horror en las cárceles indias, la traición, la muerte de los seres queridos... Se hizo un nombre entre traficantes, contrabandistas y falsificadores, adoptó sus códigos de honor.