Castillo, Débora
Claudia, Clau para sus compiyoguis, ve cómo su vida transcurre entre arreglos florales, clases de hipopresivos, batidos detox y eventos de caridad desde su fabulosa mansión de la Costa Brava, hasta que descubre que la mansión no es suya, sino de su marido, y que este, sintiéndolo mucho, se ha echado una novia de la edad de su hija, que viene de camino a ocupar su trono. Clau decide dar la batalla a la usurpadora, instalándose en la casita de los guardeses de la finca, desde donde planea acechar la vida sentimental de la pareja hasta que se presente la ocasión de contraatacar. Para ello contará con el inestimable apoyo de Antonia, la empleada del hogar que le hará de espía, pero sobre todo de apoyo emocional en los momentos más duros, cuando todas sus exclusivas relaciones sociales se han esfumado como por ensalmo. Poco bebo para lo mucho que tengo que tragar es una divertidísima comedia femenina que bucea en las aguas donde se mezclan las corrientes del feminismo, del clasismo, del despotismo filial y de las malas madres. hasta que descubre que la mansión no es suya, sino de su marido, y que este, sintiéndolo mucho, se ha echado una novia...